La Neurosis. 1ª PARTE. Introducción al Eneagrama a través de la Psicodanza

Antonio Escohotado define a la persona neurótica como " aquella que no puedes clasificar como loca, que sabe muy bien cuales son sus intereses e intentará salirse con la suya y, sin embargo, es incapaz de hacer lo que las demás personas hacen y de cumplir con lo que las demás personas cumplen.

La persona neurótica posiblemente ha crecido dentro de lo que se denomina "apego ambivalente". Dentro de la Teoría del Apego , este tipo de apego se caracteriza por una gestión defectuosa de las relaciones afectivas donde,  las personas adultas de referencia, sobre todo madre y padre, no supieron gestionar un apego totalmente sano con sus hijas o hijos, creando lazos afectivos muy ambiguos en los que, en ocasiones, manifestaban un amor incondicional hacia la criatura pero, en otras muchas, un rechazo frontal a su existencia. 

Según Escohotado, la persona neurótica se caracteriza por esta ambivalencia afectiva, es decir, no acaba de amar lo que ama (porque no llegaron a sentir profundamente el amor incondicional de quienes tenían que amar desde esa incondicionalidad), ni tampoco acaba de odiar lo que odia (fruto de la frustración instintiva que sintió en algún momento de sus primeros años de vida hacia las personas que tenían que asegurar su supervivencia y seguridad en este mundo)

no acaba de amar lo que ama ni de odiar lo que odia, sino que siempre está a término medio... Está mal dentro de sí misma, no se organiza... eso es una persona neurótica".



la visión freudiana asume que la neurosis proviene de la frustración del instinto de supervivencia y seguridad, emoción ésta adquirida en edades muy tempranas. 




En la actualidad y con el auge de nuevas pedagogías de crianza que ponen el foco de atención a la importancia de las relaciones afectivas positivas, que la tiene y mucho, se ha desviado la atención de analizar lo que Freud denominaba las "frustraciones instintivas" del ser humano.



se da más importancia a la falta de amor, de afectos positivos, más que a la frustración instintiva (supervivencia, seguridad, etc.).

Desde mi visión creo que ambas teorías que sustentan la causa de la neurosis no están reñidas, sino que forman parte de un mismo proceso, es decir, la falta de amor, de los cuidados afectivos, ponen al ser humano desde sus primeros años en la alerta de su instinto más básico: Asegurar la vida.

En algún momento tuvimos el miedo de que nuestra vida corría peligro, que no iban a ser asegurados nuestros instintos de seguridad, cuidado, pertenencia, identidad... da igual que ese miedo fuera real o no, quiero decir, seguro que muchas personas han sufrido acontecimientos vitales que pusieron en riesgo sus vidas (malnutrición, maltrato, abandono...), pero también juega un papel fundamental la percepción que se tiene de la vida, de los acontecimientos que la rodean... Muchas investigaciones demuestran que el ser humano, su cerebro, no distingue entre lo que es real y  lo que es percibido, de ahí se derivan las fobias y otros miedos imaginarios que nos impiden desarrollar nuestra vida de forma natural.

Un ejemplo muy simple de esta descripción está en el niño o niña que empieza por primera vez a ir a la guardería. su instinto básico le dice que para asegurar su vida no puede sapararse de la madre o de la figura que representa esta energía femenina del sustento alimenticio, de la seguridad, de los cuidados y afectos. Cuando la niña o el niño se queda por primera vez sol@ en ese espacio desconocido, se siente amenazad@, su instinto le dice que su vida corre peligro, que ha sido abandonad@... poco a poco se va gestando en él o en ella esa ambivalencia de emociones amor-odio, nacen las primeras frustraciones y se empiezan a gestar las primeras estrategias para asegurar la vida (eneatipos): se ponen enfermos-as, lloran sin cesar, empiezan a comportarse mal, pegan, rompen cosas... Otr@s desarrollan un carácter tímido y reservado, algunos se vuelven contrafóbicas y empiezan a desarrollar la idea de que se tienen que enfrentar antes de sentirse enfrentad@s... Todo se complica más cuando además de dejar a nuestro hijo o hija en un espacio que es sentido como amenaza hacia la propia vida, le consolamos diciendo frases como: "No llores tonti@ que no pasa nada", "voy a comprar el pan y ahora vuelvo", "portate como dios manda" y un largo ecétera de excusas que dejan a nuestras niñas y niños no sólo con el miedo a ser abandonad@s, a creer que no son querid@s sino, que además, empiezan a desarrollar la idea de que algo no funciona bien en ell@s porque están sintiendo emociones que nuestro adulto de referencia, la persona que me ama y me cuida, nos dice que no está bien sentirlo...

Y devenimos a la adultez con una neurosis instalada desde nuestra niñez, con una ambivalencia hacia la vida misma, de no sabes si amar o odiar, si está bien o mal y con unos mecanismos de defensa adquiridos para sobrevivir.

 Karen Horney decía que el ser humano viene al mundo como la semilla de una planta que lleva en sí ciertas potencialidades e instintivmamente espera la presencia de ciertos elementos en su entorno para que se puedan desarrollar.

Las plantas necesitan buena tierra, agua, sol... Los seres humanos necesitan también de una serie de ecofactores que ayuden a desarrollarse y crecer desde sus potencialidades.

El modelo teórico de la Psicodanza sostiene que el desenvolvimiento evolutivo de cada individuo se cumple a medida que los potenciales genéticos encuentran oportunidades para expresarse a través de la existencia. Los factores ambientales que determinan la expresión del potencial genético se denomina "ecofactores".

Estos ecofactores pueden ser positivos o negativos, según permitan o bloqueen la expresión de los potenciales...

Desafortunadamente la mayoría de los seres humanos crecemos rodeados de muchos ecofactores negativos que impiden el desarrollo de nuestro verdadero potencial y terminamos desarrollando maneras, comportamientos, caracteres que nada tiene que ver con lo que realmente somos. Las necesidades humanas para desarrollarse son muchas y complejas, eso unido a esa serie de ecofactores negativos que rodean nuestra vida,  derivan en el desarrollo de diferentes maneras (9 eneatipos) de mostrarnos, estrategias ante la necesidad de ser amad@s, reconocid@s....

 Una idea neurótica habita en nuestra mente e influye en nuestra vida:  No hemos sido amad@s y reconocid@s como hubiéramos querido y empezamos a identificarnos con una personalidad, un carácter, un comportamiento, un pensamiento...estrategias que desarrollamos para defender nuestra vida y nuestro bienestar. Una "adaptación" a la vida que más puede ser un acto de rebeldía ante eso que se nos fue negado.
Y llegamos a la adultez con una vida que no es guiada por los instintos naturales del ser humano, sino por la estrategia de adaptación, una estrategia que es entendida desde ese contexto doloroso que en algún momento de nuestras vidas se produjo.

María José Morales Gutiérrez
Pedagogía y Psicología Aplicada



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